sábado, 21 de noviembre de 2009

Anton Bustelli




¿ Qién era Antón Bustelli? ¿ De dónde procedía, donde había alcanzado su maestría que, ya desde los primeros modelos salidos de sus manos, nos habla con tan encantadora gracia? ¡Todavía en 1900 eran pocos los que conocían su nombre! Hasta entonces su obra se había venido atribuyendo a su sucesor en la manufactura, el modelista Dominikus Auliczek. Entonces se iluminaron las tinieblas gracias al trabajo investigador de numerosos eruditos, entre los que hay que nombrar a Otto von Falke, Adolf Bruning y Friedrich H. Hofman como los más importantes. Hoy sabemos que nació en Lucarno el 11 de abril de 1723. Un descendiente suyo, el párroco doctor de Simona, había encontrado la partida de nacimiento de su antepasado. No se sabe nada de su historial ni de sus estudios, ni tampoco de donde pudo trabajar antes de llegar a Munich.
Su creación artística en la manufactura principesca abarca un periodo de ocho años y medio; la mayor parte de este tiempo corresponde a su actividad en la fábrica de Neudeck, ya que en Nymphenburg sólo trabajó durante dos años. Luego murió, una semana después de haber alcanzado los cuarenta años de vida, el 18 de abril de 1763.
Lo que las manos de este artista modelaron en tan corto espacio de tiempo está entre las obras más acabadas del arte de la porcelana del Rococó: damas y caballeros en traje de época, artesanos y pregoneros, angelotes, chinos, bustos y grupos. Pero todas estas por muy atrayentes que puedan ser, se ven superadas por las figuras tomadas de la comedía italiana. En ellas el temperamento, la elegancia y la serenidad de un arte aventajado encontraron su mas bella expresión .
La maestría de Bustelli se muestra en el dominio acabado de la forma plástica. El fogoso movimiento del Capitano al acometer, el gesto vivaz de Leda al defenderse o del asombrado Dottore se adaptan perfectamente a la estatuaria de las pequeñas obras plásticas. Al igual que un experimentado grabador de medallas, sabe Bustelli como alzar las cejas, como agrandar una imperceptible proporción los ojos de sus figuras para que los restros no resulten mezquinos como los de los muñecos. Detalles de los ropajes, tales como brocados, lazos y mangas plisadas, permiten reconocer el manejo diestro del palillo de modelar, y en el tratamiento de las superficies y de los grandes pliegues en las vestiduras se manifiesta la más delicada de las sensibilidades para con las peculiaridades de la porcelana blanca vidriada. Es tan atrayente el juego de los reflejos que no se echan de menos los colores en las superficies no pintadas, y eso que Bustelli también alcanzo en la pintura de sus figuras, de la que al parecer se encargaba personalmente, una maestría no superada hasta la fecha: “ Sus Colombinas, Isabellas y Lucindas llevan vestidos con tal ligereza y naturalidad que se diría que son- como el plumaje de pavos reales y aves del paraíso – un don de la naturleza” ( Sauerlandt)
Texto de Günther Von Pechman . “ La comedia del arte en la porcelana de Bustelli” Alianza Editorial . Ediciones Cero Ocho. Madrid 1981

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